Ilustrado por el pintor Ricardo Suarez
La sala de la Caja Rural del Sur fue el escenario de la presentación del libro «Sevilla, pretérito perfecto» de Ignacio Camacho, en un acto conducido de manera amena y cautivadora por el periodista Carlos Herrera. Más que un libro, esta obra se erige como un homenaje vivo y vibrante a la ciudad que le sirve de inspiración. A través de sus páginas, el lector se adentra en una Sevilla que trasciende el tiempo y el espacio, una ciudad que existe no solo en su presente tangible, sino también en la memoria colectiva de quienes la han habitado y amado.
En el universo literario, las palabras y las imágenes a menudo encuentran formas de complementarse, y en el libro «Sevilla, pretérito perfecto» de Ignacio Camacho, esta unión alcanza una simbiosis magistral con las ilustraciones de Ricardo Suárez que no son meros acompañamientos visuales; son un alma paralela que da vida a la nostalgia y el detalle evocador que caracteriza la obra del periodista y escritor sevillano.
Camacho, conocido por su estilo elegante y reflexivo, logra capturar en este libro la esencia de Sevilla como un álbum de instantes y emociones que junto a Suárez, reconocido por su destreza en capturar la esencia de los espacios urbanos y los matices de la vida cotidiana, logran en este libro transformar cada capítulo en una experiencia multisensorial donde las tradiciones, los rincones y las gentes de la ciudad toman vida propia.
Desde la bulliciosa Feria de Abril hasta el recogimiento de la Semana Santa, el autor nos lleva de la mano por un recorrido lleno de matices.
El título, El pretérito perfecto, no es casual. Habla de una Sevilla que no se queda en la nostalgia, sino que se proyecta en un pasado que sigue siendo relevante en el presente. Camacho evoca recuerdos con un carácter universal, conectando a los lectores con una experiencia que es íntima y, al mismo tiempo, compartida.
La prosa de Ignacio Camacho es uno de los puntos fuertes de esta obra. Su forma de escribir, cargada de sensibilidad y erudición, consigue equilibrar la profundidad de la reflexión con la ligereza de una charla amena. El autor entrelaza anécdotas personales con referencias históricas, artísticas y culturales, creando un texto que es tanto un ensayo como un testimonio.
Ignacio Camacho, en su prosa cargada de melancolía y observación aguda, invita al lector a pasear por los recuerdos de Sevilla, deteniéndose en detalles que muchas veces pasan desapercibidos. Ricardo Suárez responde a esa invitación con una sensibilidad que convierte cada ilustración en un complemento indispensable de los textos.
Las imágenes no solo acompañan la narrativa; amplifican su profundidad. En un fragmento donde Camacho describe una tarde luminosa en el barrio de Santa Cruz, la ilustración correspondiente añade texturas que evocan el frescor de las paredes encaladas y el murmullo lejano de una guitarra flamenca.
Sevilla. El pretérito perfecto no es solo para quienes conocen la ciudad, sino también para aquellos que desean descubrirla. Es una obra que invita a mirar más allá de los clichés y a sumergirse en una Sevilla real y simbólica, rica en contradicciones y maravillas.